Artigo na Voz de Galicia 

El padre es Félix Borrajo Martínez y sus hijos son Félix y Gloria Borrajo Vila

El progenitor acaba de cumplir los 65, el hijo tiene 36 y la hija 31.

Panaderos

Aunque pertenecen a distintas generaciones, padre e hijos tienen mucho en común en su experiencia vital. Ninguno recuerda cuándo tuvo su primer contacto con la panadería. «Nacín nela», es la respuesta común de Félix Borrajo y de sus hijos, los actuales gestores de O Forno do Tomás, una panadería que fundó el abuelo (Tomás Borrajo) en la calle Suárez de Allariz y que hoy, aparte de mantener el despacho en el casco histórico alaricano tiene otros cuatro abiertos en la provincia que se surten del obrador ubicado en en el polígono empresarial de Chorente. Pero además de ese mamar el oficio desde niños, los tres coinciden en otra circunstancia: probaron suerte en otras experiencias laborales antes de decidir que «como na casa, en ningures», resume el padre.

Félix Borrajo se atrevió con Alemania, donde estuvo tres años en una fábrica de coches. La llamada a filas para cumplir con el servicio militar le facilitó la excusa para quedarse y tomar el relevo de su padre en el horno. «Daquela, fora xusto cando morrera Franco, non había moito onde elexir, e a verdade é que a mín Alemania non me gustaba, nin a xente, nin o país, nin tampouco daban nada regalado, e eu botaba moito de menos esto». Varias décadas después, y con una edad similar, Félix se convirtió en la tercera generación de la empresa familiar después de trabajar un par de años en una carpintería metálica. «Cando traballei fora foi cando valorei o que tiña na casa, e aínda que hai veces que pensas que ao mellor te equivocaches, porque esto é moi duro e cun horario moi esixente e outra xente da miña edade viviron mellor e gañaron máis cartos, ahora nestas épocas nas que caen os castelos de naipes, é cando penso que acertei». Con él la empresa empezó una expansión cuantitativa que mantiene en la actualidad a 17 trabajadores.

Rosalía optó como primera opción por estudiar un ciclo de administrativo y llegó a probar también suerte por cuenta ajena «pero llegó un momento en que me di cuenta de que mi futuro no estaba ahí, así que cuando mi hermano me explicó el proyecto que tenía y me ofreció encargarme de la parte comercial, me decidí».

A pesar de los roces inevitables de todo trabajo en familia, la sintonía entre los tres es más que evidente y, en todo caso para suavizar siempre está la habilidosa gestión que de la familia hace la matriarca, Marisol Vila. «É a que ten que ter máis paciencia», reconoce el padre.

Félix Borrajo acaba de jubilarse pero se escapa al horno casi a diario. «Limpo as máquinas, coloco algunha cousiña aquí e alí…; non son capaz de estar todo o día na casa», explica.

El obrador actual tiene poco en común con el que él recogió de su padre. Los hornos siguen siendo de leña, pero de las 300 piezas al día se ha pasado a las 600 por hora que pueden producir hoy, y la básica oferta de productos de su época se ha convertido en una carta que incluye múltiples tipos y formatos de pan, hasta 16 variedades de empanadas y un amplio catálogo de dulces tradicionales, pasteles y tartas.

http://www.lavozdegalicia.es/ourense/2011/12/11/0003_201112O11C4992.htm